
Hace 70 años os partidos políticos estaban en crisis: los conservadores divididos entre laureanistas, ospinistas y alzatistas, y los liberales con sus jefes desterrados y vacilando entre la legalidad o el apoyo al campesinado levantado en armas.

A escasos cuatro meses de las elecciones regionales, debemos resaltar la importancia de votar a conciencia y desterrar, mediante los mecanismos democráticos, el poder que en mala hora le entregamos a la ineptitud, la corrupción y el delito. Manizales nunca en su historia se había sentido tan desengañada ni arrepentida como en estos momentos. Ni tan impotente ante la inoperancia judicial y de los órganos de control que se prestaron para coadyuvar la destrucción material y moral de la ciudad.

Manizales se prepara para vivir unas elecciones históricas. Y para afrontar el cinismo en su máxima expresión y la desvergüenza en su máxima manifestación. Porque lo que estamos viendo en la arena política es no solo deprimente, sino también degradante y asqueroso.