
La desesperanza se está apoderando del país. Volvimos a ese estado de angustia permanente que no se respiraba desde la época de Pablo Escobar (¡Sí!: el Pablo Escobar aliado del M-19, grupo criminal de donde emergió Petro), y en el cual nadie sabe el sitio de la próxima bomba, ni donde será el próximo atentado terrorista.

La editorial Errata naturae ha recuperado la costumbre de agregar un colofón a sus libros, uno en el que no solo se advierte la fecha de publicación, la colección a la que pertenece y el tipo de letra empleado, sino que además aprovecha para dar continuidad al libro de una manera sutil, contando una historia alterna gracias a la cual las puertas de la imaginación o la reflexión del lector siguen abiertas.

¿Habrá algún colombiano que no quiera la paz? ¿Habrá alguien que no aspire a vivir tranquilo, sin asedios de criminales, sin temor de ser secuestrado, hurtado o asesinado? La respuesta es categórica: ¡No! ¿Y habrá alguna persona que se sienta cómoda con el poder que han adquirido los criminales y la impunidad que se les ha generado? ¡Sí! Los delincuentes que hoy gozan de una promesa de impunidad total y que esperan el cumplimiento de los compromisos de campaña de Petro para salir a disfrutar libremente del poder que les representa el dinero conseguido, el imperio territorial arrebatado a miles de colombianos, y la garantía de que, en lugar de ser castigados, serán premiados y rodeados de privilegios y prebendas.