Mi abuela materna tiene 80 años. Vive con nosotros hace un año en el hogar que comparto con mi madre y mi padre. Su visión sobre el COVID-19 pasó del escepticismo al temor. Ese paso se vio mediado siempre por la fe de su catolicismo sincrético en el que, sin pena, acompaña la cruz de cuanta superstición exista para alejar el malvado virus. (click en la Web):
Hablemos sin miedo de nuestra salud mental, así como lo hacemos de nuestra salud física. (continúe click en la Web):
Como el Ratón Pérez no está en cuarentena ayer visitó nuestra casa. En el día 13 del encierro mi hija me dijo “tengo un diente flojo” y yo, que me mareo viendo sangre pero descubrí hace rato una vocación tardía de odontóloga, le dije “ven, muéstrame”. Apenas lo tuve entre mis dedos lo jalé. Fue tan rápido que ni siquiera lloró. Y tan pronto lo vi en mi mano pensé: “¿ahora de dónde saco las monedas de chocolate que siempre ha encontrado en su media?”. (continúe click en la Web: